- No. Yo a ti más. -contesté yo.
- No, yo más.
- Yo más.
- Yo más.
-Yo más.
- Yo más.
- Que no jo, que yo más.
- Yo más.
- ¿Iguales? ¿Iguales? -preguntaba yo con esperanza
- Bueno... no sé yo...
- ¿Iguales, porfa?
- Vale, iguales.- Y luego me daba un beso de buenas noches y apagaba la luz.
Cada noche de mi infancia. Me sentía la niña más afortunada del mundo por tener un padre que me quería tanto.
Feliz día papá. Te quiero.
Ohhh que bello
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